Duendes Cerveros, parte 1
Las familias mientras se daban la gran comilona, organizaban una fiesta de casamiento. La familia Müller tenía su hijo mayor ya en edad de casarse y la familia Töpfer tenía su segunda hija en la misma situación.
Como el viaje del rey parecía que iba a durar bastantes días, decidieron que se casaran esa misma noche. Ya que entre los duendes, no hacía falta alguien que rigiera las bodas.
Todos los miembros de la familia, salieron al caer la noche y notar que las carretas se habían detenido. Iban a buscar cerveza para la fiesta y mucha más comida.
La novia, llamada Gerta, se dirigió hacia un gran barril que vio en el fondo de la carreta. Era un barril de color distinto a los demás y le había llamado mucho la atención. Trepó por sus costados hasta llegar a la cima de su objetivo. Justo en ese momento, escuchó el grito de su futuro marido, que desde abajo la llamaba para saber que había encontrado. Ella le hizo señas de que subiera, había visto que barril estaba cubierto con una gran tapa. Aclaremos, grande para el tamaño de estos duendes, los cuales medían como máximo unos 12cm.
Igor, que así se llamaba el futuro marido de Gerta, llegó hasta encontrarse al lado de su prometida en poco tiempo. Mucho menos tiempo del que ella había empleado. Observó durante unos segundos la gran tapa y le comentó a su compañera, que solo hacía falta correrla unos centímetros para ver lo que contenía. Los bordes de la tapa eran filosos, los dos se lastimaron sus pequeñas manos. Pero al final, pudieron correr la tapa lo suficiente.
Adentro, se encontraba ese hermoso líquido dorado y espumoso, que los llamaba para que lo consumieran. Que los tentaba emanando ese olor casi ácido que posee la cerveza, que les decía que estaba lista. Los dos se miraron sorprendidos, esa cerveza no era como las otras, era la cerveza del rey. Esa cerveza era mucho más rica a las papilas olfativas que cualquier otra cerveza.
Decidieron buscar algo para cargar grandes cantidades y usarla en su boda. Pero, ninguna de las dos familias había advertido a su otra parte que las dos personas destinadas a casarse, eran bastante distraídas.
Parados uno al lado del otro, y con la decisión tomada, se giraron, uno hacia la derecha, el otro hacia la izquierda. Pero no hubiera pasado nada, si quien giró a la derecha no se hubiera encontrado a la derecha de su compañía, y quien giró a la izquierda, no se hubiera encontrado a la izquierda. Como giraron tan alegremente, y tan velozmente el choque fue grande. Y en ese momento, cayeron los dos en el gran barril de cerveza. Mientras luchaban para poder salir, agarrándose entre ellos, la cerveza les ingresaba al cuerpo por las heridas en sus manos, por la nariz y por la boca. Después de varios minutos de intensa lucha para escapar, Igor ayudó a Gerta a salir, la cual parecía bastante sobria. Luego, salió él y bajaron lo más rápido que sus pequeñas piernas y ayudados por sus manos, podían hacerlo. Abajo, se encontraba toda su familia, que había sido atraída al lugar por los gritos. Con sus últimas palabras antes de que la ebriedad los dominara, contaron que había sucedido. Algunos de los miembros de la familia fueron a buscar la cerveza, mientras otros seguían recolectando comida, algunos comenzaban las preparacione y los menos se llevaban a los novios como podían para preparlos para la boda.
Ya mientras Igor esperaba en el altar tambaleándose y ayudado por su hermano menor para mantenerse en pie, Gerta ingresaba al lugar moviéndose en zigzag. El sí de ambos, apenas fue entendible, y la fiesta continuó hasta altas horas de la mañana, ya con las carretas en movimiento y con el riesgo completo de ser descubiertos por los seres humanos.
La noche de bodas para Igor y Gerta, fue una noche más. Durmieron dos días seguidos. Al despertar, se encontraron uno al lado del otro. Decidieron, que como tradición, la noche de bodas había que consumar el matrimonio y, obviamente, por cuestiones alcohólicas no pudieron hacerlo, consumarlo en ese momento.
Un mes y medio después, Gerta anunció que estaba embarazada. Ya estaban instalados en Munich y sus trabajos eran prósperos.
Después del anuncio, una gran fiesta fue realizada para celebrar la ocasión. Gerta e Igor, quisieron evitar el consumo de cerveza, pero les fue imposible. Eso sí, para su pequeño tamaño, el consumo de unos 4 lts de medición humana era casi como caer en un coma alcohólico. Pero para ellos, después del “accidente” en el barril, esa cantidad no les hacía efecto. La cerveza, al haber ingresado por sus heridas, se había convertido en parte de su sangre.
Desde ese momento en adelante, todos los herederos de Gerta e Igor, llevan en su sangre una gran tolerancia a la cerveza. Pero eso sí, no quita las ganas de beberla, y nunca pierden la oportunidad de hacerlo. Beben 5 veces más que un duende común, pero cabe aclarar que sus borracheras, llegan a ser 5 veces peores que las nuestras.
(Si, puedo tener mucho tiempo libre)
Interesante la gran joda que pueden llegar a armar si se juntan Gerta e Igor con Sabio, Bonachón, Dormilón, Mocoso, Timido, Gruñón y Tontin. A Blancanieves no la cuento porque me parece una frígida terribe y la bruta de seguro sigue esperando a su príncipe azul.
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